A menudo, quienes consideran un implante capilar se preguntan si el procedimiento es doloroso. La respuesta es clara: gracias a los avances en la técnica y a la anestesia local, el implante capilar es prácticamente indoloro. Durante la intervención, el área donante y receptora se adormecen, evitando cualquier molestia. Posterior al procedimiento, es normal experimentar una leve molestia o sensibilidad, similar a una quemadura solar, que se alivia fácilmente con analgésicos. Los mitos sobre el dolor intenso son cosa del pasado. Hoy en día, el implante capilar es una experiencia cómoda y segura, que permite a muchas personas recuperar su confianza y autoestima.